Las recientes políticas arancelarias han generado un impacto inmediato en el comercio entre México y Estados Unidos, afectando a diversos sectores estratégicos, desde la manufactura hasta la agroindustria. Con la entrada en vigor del arancel del 25% sobre productos mexicanos, las empresas han tenido que reajustar costos y trasladar este incremento a los clientes en EE.UU., lo que inevitablemente repercutirá en los precios finales para los consumidores.
El sector manufacturero, en particular la industria maquiladora, enfrenta un desafío significativo debido a sus procesos de producción «justo a tiempo», que requieren un flujo continuo de insumos y productos terminados. La incertidumbre en los cruces fronterizos, sumada a los costos adicionales, pone en riesgo la competitividad de las empresas y la estabilidad de sus cadenas de suministro.
Además, sectores clave como el agropecuario, la construcción, la salud y la industria aeroespacial también se verán afectados por el encarecimiento de insumos y materias primas. Estados como Nuevo México y Arizona, con una estrecha relación comercial con México, experimentarán un aumento en los costos de infraestructura, atención médica y producción agrícola, lo que impactará tanto a empresas como a consumidores finales.
CTPAT: una estrategia clave para optimizar el comercio transfronterizo
Ante este panorama, es fundamental que las empresas exploren estrategias que les permitan optimizar sus operaciones y mitigar los riesgos asociados a los aranceles y a posibles retrasos en la frontera. Una de las alternativas más efectivas es la certificación en el programa CTPAT (Customs Trade Partnership Against Terrorism), una iniciativa de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP) que ofrece beneficios significativos a las empresas que cumplen con altos estándares de seguridad en la cadena de suministro.
Las compañías certificadas en CTPAT pueden acceder a cruces fronterizos más ágiles, menores inspecciones y un despacho aduanero prioritario, lo que les permite reducir tiempos y costos operativos. En un contexto donde la eficiencia en la logística es clave para mantener la competitividad, contar con esta certificación representa una ventaja estratégica tanto para exportadores como para importadores.
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